INTRODUCCIÓN
Estás visitando la Concatedral de Santa María, que, con la Catedral de Coria, son los dos primeros y más importantes templos de esta Diócesis de Coria-Cáceres.
Es un edificio de los siglos XV-XVI, con restos de una antigua fábrica del siglo XIII. En su interior destaca la torre, en forma de prisma En su esquina se encuentra la imagen de San Pedro de Alcántara, patrono de esta Diócesis y nacido en la villa cacereña de Alcántara en 1499. Imagen en bronce, realizada por el escultor Enrique Pérez Comendador, nacido en Hervás (Cáceres).

Pero, por favor, recuerda que es un lugar sagrado y el silencio y el respeto deben ser norma de todo visitante.
En todos los templos católicos, el lugar más importante y central es el SAGRARIO, que suele ubicarse en el retablo mayor o en la capilla del Santísimo Sacramento, como en el caso de esta Concatedral. En su momento, si eres católico, lo visitaremos especialmente.
Comenzamos por la nave lateral izquierda.
“Entrad por sus puertas, con acción de gracias;
por sus atrios, con himnos, dándole gracias y
bendiciendo su Nombre” (Salmo 99)
“Quién puede subir al monte del Señor?
¿quién puede estar en su monte santo?
El hombre de mimos inocentes
y puro corazón” (Salmo 23)
RETABLO MAYOR
Extraordinaria pieza artística de Roque de Balduque y Guillén Ferrant, flamencos, realizada entre los años 1547 y 1551. Una de las obras más importantes dcl renacimiento hispano. Preside el cuerpo central una bellísima Asunción de la Virgen. titular de la Concatedral. El Profesor Florencio Javier García Mogollón lo explica al detalle, en su libro La Concatedral de Santa María, La Mayor, Edilesa, 1993.

Estamos en un Templo Gótico y todo en él está impregnado de aquel espíritu que animó el siglo XIII y los siguientes: un inmenso anhelo y esperanza de liberación del sistema feudal tan agobiante: la estructura misma del edificio y los arcos apuntados invitan a mirar la vida de pie, con esperanza, hasta los muertos esperan en este templo. Expresión de esta vida más allá de la muerte y de una vida en comunión con Dios y con los hermanos en la fe es también este retablo, lleno de símbolos y de imágenes de quienes nos precedieron en el caminar cristiano.
Está colocado, el Retablo, en la parte más noble del templo: los aledaños del aliar mayor que representa a Cristo, vida de los injertados en Él por el Bautismo. Está situado hacia Oriente, lugar de donde nace la luz. Los bautizados que vienen a la celebración avanzan desde Occidente, lugar de la tiniebla, hacia la luz que es Cristo, “lucero de la mañana”. Durante toda la celebración tendrán delante para contemplar a la “Iglesia triunfante” que ya goza de la visión de Dios.
Otra función tienen los retablos y las portadas románicas o góticas, inundadas de símbolos e imágenes: ser la “Biblia de los pobres”. En una sociedad en la que pocos conocían la lectura y la escritura, las imágenes fueron los vehículos para conocer plásticamente las verdades cristianas. Su contemplación es como un libro abierto que aviva e incita el deseo de las realidades espirituales.
A la Asunción de la Virgen, titular de esta Concatedral, le decimos:
“Bajo tu amparo. nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desoigas las súplicas
que te dirigirnos en nuestras necesidades...”
(de una oración popular a la Virgen)
PILAS DE AGUA BENDITA Y PAVIMENTO
Son dos preciosas piezas en mármol; la de la derecha gótica, siglos XV-XVI, decorada con arcos conopiales y hojarasca; la de la izquierda, a modo de pirámide truncada, tiene labrado el jarrón de azucenas de la Virgen y los escudos de las familias Orellana y Mayoralgo.
Es una hermosa costumbre católica, al entrar o salir de un Templo, tomar el agua bendecida de estas pilas y santiguarse en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El gesto es un recuerdo del Bautismo que nos hace Hijos y Hermanos en la familia de la Iglesia. Nos recuerda también nuestra dignidad y derecho a participar en las celebraciones de la Comunidad, la limpieza interior que éstas exigen y al tomarla cuando salimos, el compromiso de vivir las exigencias bautismales en la calle y en la vida de cada día.
“Lávame, Señor de mi maldad,
y de mi pecado, límpiame” (Salmo 50)
El pavimento es un auténtico museo de heráldica, en el que están representados los blasones sepulcrales de muchas de las antiguas familias de la nobleza cacereña. Fíjate a lo largo del recorrido.
A modo de ejemplo, citamos las “laudes” de los linajes Golfín, Becerra, Orellana, Godoy, Aldana, Galíndez, Figueroa, Paredes, Mayoralgo, Saavedra, Carvajal, Ulloa, Monroy, Topete, Cano, Sotomayor, Escobar, Toledo, Aguirre, Solís, Andrada, etc…
El lugar de una tumba ha sido considerado un lugar sagrado por todas las culturas: violar una tumba convierte al violador en sacrílego. La costumbre cristiana añadió después la práctica de enterrar juntos a quienes habían vivido en comunidad durante su peregrinar terreno. Reposan, duermen juntos, en la espera de la Resurrección. Y lo hacen lo más cercano posible al altar mayor, que representa a Cristo, vida y resurrección de los muertos. “El que come mi carne y bebe…”
En el día del Juicio,
Nos examinarán de amor”
(San Juan de la Cruz)
TRÍPTICO DEL CALVARIO
(Antigua Capilla de Santa Ana)
Este tríptico coronaba el Retablo Mayor. Es una obra de Roque de Balduque y Guillén Ferrant. Del siglo XVI.
Representa la escena en la que la madre, María, y el discípulo, Juan, acompañan la agonía de Cristo en la cruz.
El precioso sarcófago de alabastro está adornado con escudos de los Mayoralgo, Orellana y Martínez.
“Al nombre de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo,
en la tierra y en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”.
(de la carta de San Pablo a los Filipenses, 2,10)
SAN LORENZO Y SAN RAMÓN NONATO
Son dos tallas del Siglo XVIII, sobre sepulturas góticas de las familias Saavedra y Figueroa. En el fondo de las Hornacinas hay restos de pinturas murales. Todo el Templo está lleno de imágenes, “iconos”, que representan al Señor, María, La Virgen y Santos de todas las épocas de la Iglesia.
Estas representaciones son algo connatural a la comunidad cristiana. Lejanas ya las discusiones y luchas iconoclastas del siglo VII, las imágenes están puestas en alto para nuestra veneración. A nadie se le ocurre “adorarlas”, culto que merece sólo Dios. Nos recuerdan al representado y su vida evangélica Se convienen así en modelos para quienes las contemplan. Bien claro lo expresó el Concilio II de Nicea, celebrado en 787: “Porque cuanto más se las contempla (las imágenes)... tanto más los que las miran se sienten estimulados al recuerdo y afición de las representadas, a besarlas y a rendirles el homenaje de la veneración ....aunque sin testificarles adoración, “latría”, la cual compete sólo a la naturaleza divina”. (Sesión VI. 13-X-787). Son también los santos intercesores ante Dios y por ello se les invoca personalmente y comunitariamente con la plegaria llamada “Letanía de los Santos”.
“Santos de Dios, intercedes por nosotros”
(de la Letanía de los Santos)
CAPILLA DE SAN MIGUEL (o de Carvajal)
La capilla es del siglo XVI. En el retablo, barroco, destaca la imagen del Arcángel San Miguel, venciendo al espíritu del mal. La verja de hierro es renacentista.
San Miguel es en los textos cristianos, especialmente en Ap. 12, el vencedor, apoyado por Dios, del gran Dragón, que acosa permanentemente a la Iglesia en su caminar. Toda una simbología para expresar que, en esa lucha, es Dios quien tiene la última palabra y no las fuerzas diabólicas, representadas en la figura pisoteada de Lucifer, el que tiene por nombre “Diablo y Satanás y anda seduciendo a todo el mundo”. (Ap. 12, 9).
En un sepulcro, al lado izquierdo, se lee: “Aquí espera el juicio de Dios, Sancho Paredes Golfín, camarero de la Reina Isabel la Católica. Año 1545”.
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha,
para que no perezcamos en el tremendo Juicio”
(de una oración popular).
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CAPILLA DEL CRISTO NEGRO
(o de los Mogollón-Blázquez-Mayoralgo)

Para un creyente cristiano, cualquier imagen del Señor crucificado, pero ésta muy especialmente, invita a ser mirada no sólo artísticamente. No sólo “turísticamente”. Es mucha la gracia y el amor derramados por nosotros y por nuestra salvación. Por ello, si eres creyente, reza. Estos versos son un hermoso vehículo para ello.
A los lados de la capilla hay enterramientos de las familias Mogollón -Blázquez-Mayoralgo y a los pies descansan los restos del último Obispo fallecido en esta diócesis: D. Jesús Domínguez Gómez, nacido en Pilas (Sevilla).
“En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte, por mi carne enferma;
pero, al verte. mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza”
(del himno de Vísperas, de la 1ª semana)
SACRISTÍA MAYOR
(Sala del Museo)
En el centro de la Sacristía se conserva una lápida -laude- muy desgastada de D. Francisco de Godoy (+ 1564), destacado capitán en la conquista del Perú y Chile, que tuvo aquí su capilla.
Destacamos las distintas piezas de valor que guarda esta sala, junto a la superior que es la Sala Capitular: una cajonería del siglo XVIII, dos bajo relieves en madera policromada con representaciones berruguetescas de San Juan Bautista y la Magdalena (siglo XVI), una excelente talla gótica, policromada, de la Virgen (finales del siglo XV), varios lienzos del Crucificado con la Magdalena, San Jerónimo, Virgen de Guadalupe, etc; una buena colección de platería (cálices, copones, custodias, incensarios, candelabros) un precioso facistol con el escudo de la familia de los Carvajal, ornamentos, imágenes, documentos varios etc. Merece la pena una visita tranquila, al terminar nuestro recorrido.
CAPILLA DE LA MILAGROSA
(antes, de San Juan Bautista)
Se la conoce también con el nombre de capilla de los Becerra-Orellana. La imagen de San Juan Bautista, del siglo XVIII, se encuentra en el Baptisterio o Capilla Bautismal.
En la actualidad es la Capilla dedicada a la popular devoción a la Virgen Milagrosa.
“A ti, suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas...”
(de la Salve)
CAPILLA DEL SANTÍSIMO Y BAPTISTERIO
No podernos pasar, si somos creyentes, como meros espectadores por la Capilla del Sacramento. Un signo de adoración y oración es un gesto muy significativo.
Casi siempre hallarás personas que, en esta capilla, rezan. meditan en silencio. La presencia real del Señor en el Sagrario hace que se cumplan sus palabras: “Yo estaré con vosotros siempre”. Otra razón para tener reservadas las “especies sacramentales” es poder llevar la comunión a los miembros de la comunidad que, por alguna causa, no han podido asistir a la Eucaristía.
La construcción de esta capilla es de la segunda mitad del siglo XX. Se inició en 1965 y se concluyó en 1968. La puerta de acceso es de finales del siglo XIII y la verja del siglo XVI. El Retablo es del siglo XVIII con un relieve de San Félix de Valois, arrodillado ante la Santísima Trinidad.
Preside el retablo una talla de la Virgen y, en los laterales, está Santa Ana con la Virgen Niña y Santa Catalina de Alejandría.
Hay dos grandes lienzos de notable interés: el de la Virgen del Rosario (a la derecha), del siglo XVIII, con el escudo dominico que le identifica y el de San Cayetano, también del siglo XVIII, que representa al santo con dos ángeles que portan el libro y las azucenas del fundador de los Teatinos. Fue curial romano que, con los suyos desde la pobreza. predicó el evangelio.
“¡Dios está aquí, venid adoradores
adoremos, a Cristo Redentor...”
(del Himno «Cantemos a! Amor de los Amores»)
La Pila Bautismal es de 1552, obra de Pedro Gómez. Hay dos lucilos sepulcrales góticos con sendas inscripciones (a. 1316).
Las pilas bautismales actuales son herederas de las primitivas “piscinas bautismales”, en las cuales la persona era sumergida completamente. para significar su proceso de muerte-resurrección que acontecía en el Bautismo. Desde ese momento la persona, bautizada en el nombre de las tres personas divinas y crismada con el “Santo Crisma”, está llamada a ser “buen olor de Cristo” en los ambientes en que se mueve.
“El que no naciere del agua y del Espíritu
no entrará en el Reino de los Cielos”
(1ª Carta del Ap. San Juan)
CAPILLA DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Capilla del siglo XVI. Preside el Retablo una imagen de la Virgen de los Dolores Es titular, juntamente con el Cristo de las Batallas, de la Cofradía penitencial del mismo nombre. A la izquierda del retablo está San Pedro de Alcántara y a la derecha San Vicente de Paúl. Completan la capilla otras dos imágenes: Santa Rita y San Antonio de Padua y dos sepulcros del siglo XVI.
“Vuelve a nosotros
esos tus ojos,
misericordiosos”
(De la Salve)
esos tus ojos,
misericordiosos”
(De la Salve)
CRISTO DE LAS BATALLAS
Es el titular de la Cofradía Penitencial del Cristo de las Batallas y de María de los Dolores”.
Talla del escultor abulense Antonio Arenas Martín (año 1952). Preciosa peana adornada con relieves de la Quinta Angustia, San Pedro y San Juan Evangelista.
“Si el afligido invoca al Señor,
Él lo escucha y lo salva de sus angustias”
(Salmo 33)
PÚLPITO GÓTICO
En hierro forjado. Del siglo XV. Procedía del desaparecido convento de Santa María de Jesús.
Los buenos sistemas de megafonía que tenemos hoy, han vuelto innecesarios los púlpitos, cuya función era predicar la palabra de Dios a la comunidad que llenaba las naves del templo. Merecen nuestro respeto y veneración, más allá de su valor artístico, porque han sido testigos de grandes oradores y vehículo para la conversión de muchas personas.
”Tu palabra, me da vida,
confío en Ti, Señor”
(salmo 119)
CRISTO DEL REFUGIO
Procede de la Iglesia del Convento de San Francisco el Real, de Cáceres. Siglo XVIII. Anónimo.

Hemos concluido nuestro recorrido por la S.I. Concatedral de Santa María La Mayor. Esperamos hayas disfrutado de su belleza Nuestros antepasados sabían hacer bien las cosas, sobre todo si eran para Dios. Nuestro gusto por el Patrimonio nos debe llevar, también, a apoyar y colaborar en su restauración.
ACCESOS AL CORO,
TORRE, ARCHIVO Y BIBLIOTECA
La puerta del coro es renacentista, obra del arquitecto Pedro de Ybarra. Siglo XVI. El órgano es barroco, de 1703, de Manuel de la Viña. EN 1973 la casa Orgamusic lo amplió y convirtió en órgano romántico.
“Alabad al Señor en su Templo
alabadlo por sus obras magníficas
alabadlo tocando trompetas...”
(Salmo 150)